¡Buenas tardes! ya desde España...
Como
os prometimos aquí tenéis nuestra última entrada, donde os queremos contar
nuestros últimos días en la Fundación. Ya os adelantamos que la última semana
iba a estar repleta de actividades y así fue.
El
jueves comenzó con un curso para los encargados y encargadas de la Fundación.
Trataba sobre el trabajo en equipo y la confianza; por eso les pusimos a imitar
animales para que se soltasen un poco, además de proponerles una dinámica de
grupo donde debían dar la vuelta a una manta sin salirse nadie de ella. La
verdad que les resultó bastante útil tanto para el trabajo (eso nos comentaron
después) como para lo personal ya que las risas estuvieron presentes.
El
viernes, tal y como os dijimos, se hizo una venta de garaje para recaudar
fondos y ahí que nos plantamos nosotras para ayudar en lo que hiciese falta: de
dj's, de vendedoras o con las chicas mayores en la carretera pidiendo
colaboración a los coches que iban pasando. Lo pasamos muy bien, además de
perder la poca vergüenza que nos quedaba.
Para
el sábado preparamos entre todas las voluntarias una mini-olimpiadas, donde los
chicos y chicas pudieron practicar deporte, además de intentar fomentar el
trabajo en equipo, y la verdad sea dicha ¡lo hicieron muy bien!
Se
lo pasaron fenomenal y nos pedían más actividades, aunque por el tiempo no
pudieron realizarse; se les veía muy
motivados y participativos para que su equipo fuese el vencedor.
Aunque
hubo equipo vencedor, todos recibieron su medalla por participar y divertirse.
¡Algunos incluso no se la habían quitado cuando nos fuimos!
El
domingo fue más tranquilo, pero no por eso menos divertido. Para el concurso de
talentos, los más pequeños prepararon bailes, poesías y canciones que nos
encantaron, aunque como teníamos que hacer de jurado para repartir los premios
no pudimos ponerles un 10 a todos como nos hubiese gustado. Además tuvimos una
incorporación al concurso de última hora; hermana Elma salió a bailar con Esperanza
y la verdad que nos sorprendió bastante lo bien que se mueven juntas y el ritmo
que llevan. ¡Una muestra más de que por muchas dificultades que nos ponga la
vida podemos superarlas!
El lunes fue el día más difícil, ya que por la
noche estaba programa nuestra despedida con nuestros niños y niñas. Pero antes
de eso, nos volvieron a sorprender con toda su alegría y desparpajo en el
desfile de moda que hubo por la mañana, en el cual participamos con mucha
alegría, viendo a nuestros niños y niñas más cambiados que nunca, y algunas
imitaciones exactas de los encargados. ¡Unos modelazos!
Para
la despedida preparamos unas sorpresas a los pequeños y pequeñas, cartas, un
video con las fotos que nos habíamos hecho con ellos, y lo que sabíamos que más
les iba a gustar: ¡una fogata con nubes y chocolate!
Sin
embargo, una vez más, fueron ellos y ellas quienes nos sorprendieron a
nosotras. Habían preparado unos bailes y unas canciones para que, si ya nos iba
a resultar imposible olvidarles, con eso más todavía.
La
noche acabó con lágrimas, como era de esperar, pero lágrimas de alegría por
haber compartido con todos ellos tantos momentos especiales que tanta felicidad
nos han aportado y nunca olvidaremos.
Pero
todavía nos quedada un día más para disfrutar con nuestros niños y niñas y fue en las piscinas. No nos encontrábamos muy bien
como para bañarnos y disfrutar con todos ellos, pero solo verles la cara de
felicidad y como lo estaban disfrutando nos valió.
Como
os dijimos para nuestra última noche en la Fundación estaba programada una sorpresa
para los y las mayores que no dejó indiferente a nadie... ¡una casa del terror!
Entre todas las voluntarias preparamos los
decorados y los personajes para que pasasen una noche increíble, y creemos que
lo conseguimos, no hubo nadie que saliese como si nada hubiese ocurrido...los
hubo que se rieron, otros que gritaron (algunos más y otros menos) y quien se
tuvo que salir antes del miedo (esa no era nuestra intención ni mucho menos).
¡Pero lo importante es que todos lo pasaron genial!
Y
llegó el día...el miércoles por la mañana partimos rumbo a Ciudad de Guatemala
para hacer noche allí y al día siguiente coger el vuelo para volver a casa; no
sin antes volver a despedirnos de los niños, niñas, encargados y encargadas de
la Fundación y volver a caer en el llanto.
En
Guatemala nos esperaba Mimi, una conocida y gran persona que nos acompañó en
nuestro último día en Guatemala y nos atendió y acogió en su casa como si
fuésemos parte de la familia. Por la mañana después de un desayuno muy completo
y delicioso pudimos ver algunas zonas de Ciudad de Guatemala en plena Semana
Santa. Fue una pena que el tráfico no nos dejase conocer a más familia porque
sin duda serían encantadores conociendo a los padres, mil gracias por todo.
Y
después de un largo viaje y algunos problemas técnicos del avión que casi nos
deja en tierra (ahora no sale al vuelo, ahora al final sí sale...) llegamos a
casa para reencontrarnos con nuestras familias.
Una
vez en casa no queremos otra cosa que agradecer a todos los miembros de la Fundación,
mayores y pequeños, por habernos acogido durante estos dos meses de forma tan
maravillosa, habernos dejado conocerlos y habernos dados tantos buenos
momentos.
Llevamos
ya una semana en casa y ni os imagináis lo mucho que os extrañamos, y os extrañaremos
siempre, porque habéis marcado con vuestra amabilidad, confianza y respeto, un
antes y un después en nuestra vidas. ¡Muchas gracias por todo!
Y
como dice el título de esta última entrada...esto no es un adiós, sino un hasta
luego, porque los adiós cierran puertas, y nosotras no queremos cerrar esta
¡nunca!
¡Un saludo y
hasta pronto cuates!